¿En qué cueva querés estar?

Desde siempre, la curiosidad humana nos ha impulsado a cruzar fronteras y a desafiar los límites de lo posible. Avances como la imprenta, la electricidad o la máquina de vapor no solo mejoraron nuestras vidas, sino que las transformaron radicalmente.

Pero ¿qué pasa cuando nos encontramos ante un cambio tan profundo que no puede compararse con ninguna de estas revoluciones? La inteligencia artificial, un concepto que comenzó a gestarse hace casi 70 años en la conferencia de Dartmouth, ha pasado de ser una promesa científica a convertirse en la chispa de una transformación sin precedentes.

Este momento histórico tiene la magnitud del descubrimiento del fuego:

marca el inicio de un nuevo capítulo para la humanidad.

En sus inicios, la IA era excelente para realizar tareas específicas. En 1997, DeepBlue de IBM hizo historia al vencer al campeón mundial de ajedrez Garri Kasparov. Luego, avanzamos hacia algoritmos que encuentran patrones y hacen recomendaciones precisas, como el sistema de Netflix que sabe exactamente qué sugerirte para mantenerte atrapado.

El verdadero salto llegó en 2017, cuando un grupo de científicos de Google presentó un paper revolucionario que introdujo el término Transformers. Aunque inicialmente pasó desapercibido, este enfoque cambió las reglas del juego, permitiendo a la IA comprender el contexto de manera mucho más eficiente. Lograr que una IA comprenda si “banco” se refiere a una institución financiera o a un asiento no fue un avance trivial, sino que sentó las bases para la revolución que transforma nuestra realidad cada día.

Pero, ¿esto no es otro “metaverso”u otra burbuja de las punto com?

Es cierto que, en el pasado, surgieron negocios especulativos basados en tecnologías incipientes—Blockchain en un caso, Internet en el otro—que buscaban subirse a la ola sin ofrecer valor real. Hoy también vemos ejemplos en el campo de la IA.

Sin embargo, ni Internet ni Blockchain son burbujas, no podemos imaginar el mundo sin la primera, y poco a poco será más evidente la importancia de la segunda.

¿Y el futuro? A largo plazo (10 años o más), nadie sabe con certeza. Hay quienes imaginan escenarios distópicos dignos de Terminator y otros que predicen una utopía armónica. Mi visión es optimista, pero ahora quiero centrarme en la transición que ya está en marcha, estos 5, 10 o 20 años en los que no podés quedarte atrás.

Mientras algunos temen que la IA los reemplace, la realidad es que será reemplazado quien no sepa aprovecharla.

Yo sitúo el comienzo de la transición en octubre de 2022, cuando OpenAI lanzó ChatGPT, una herramienta que nos dió acceso a dialogar con esos modelos de IA, abriendo la catarata de innovaciones que vemos hoy.

En estos dos años, la IA pasó de ser un redactor mediocre a escribir textos muy elaborados, de no saber responder cuánto es 2+2, a resolver problemas matemáticos y científicos a un nivel que supera al de muchos expertos en sus campos. Por ejemplo, hoy se usa para acelerar el desarrollo de medicamentos, detectar tumores meses antes de lo que lo haría un profesional o diseñar materiales innovadores que podrían revolucionar industrias enteras.

En el ámbito tecnológico, sus capacidades de generar imágenes, videos y modelos virtuales indistinguibles de la realidad han abierto nuevas posibilidades en el cine, el diseño y la educación. No hace mucho, OpenAI presentó un modelo que alcanzó el nivel de un programador de élite, resolviendo problemas complejos con una rapidez y exactitud asombrosas.

¿Sabías que este año la IA contribuyó al logro de dos premios Nobel?

Su impacto ya no es promesa; es una realidad tangible que toca prácticamente todos los aspectos de nuestra vida. Y esto es solo el primer paso; lo que viene es mucho más potente. En 2025 veremos el surgimiento de los agentes autónomos, herramientas que no solo ejecutarán tareas, sino que también tomarán decisiones para hacer nuestras vidas y trabajos aún más sencillos.

¿Pensás que todo esto está muy lejos de vos, que manejás una pyme o sos emprendedor? Te aseguro que no lo está. Las aplicaciones de la IA están al alcance de cualquiera y pueden transformar tanto tus procesos como tus resultados. Podés automatizar tareas repetitivas como la gestión de correos, la organización de documentos o el seguimiento de proyectos. Configurar sistemas que envíen recordatorios automáticos, actualicen hojas de cálculo en tiempo real o generen informes detallados en minutos. También mejorar tu presencia en redes sociales con contenido adaptado y publicaciones automáticas, maximizando el impacto de tu comunicación. Todo esto está al alcence de tu mano, te ahorrará mucho tiempo y te dará una ventaja competitiva imprescindible.

Mis dos consejos para todo aquel que no sepa cómo acercarse a este mundo son:

1.      Contactá con una empresa o profesional especializado que pueda ayudarte a identificar las tareas que podrías automatizar o mejorar con IA. Estas soluciones son más accesibles de lo que imaginás, y el retorno de inversión suele ser inmediato.

2.      Al mismo tiempo empezá a experimentar con IA en tu día a día. Podés usar herramientas gratuitas o accesibles para realizar tareas como generar ideas, automatizar procesos simples o mejorar tu organización personal. En mi casa, la IA escribe cuentos personalizados para mis hijos, diseña dibujos para colorear y me ayuda a explicar conceptos escolares de una forma clara y efectiva. La clave es familiarizarte con las capacidades de estas herramientas para descubrir cómo integrarlas de forma efectiva. Es la mejor manera de entender para que sirve (y para que no) la IA en tu vida diaria.

La cueva de al lado ya está usando el fuego, mientras que otras permanecen en la oscuridad, resistiéndose al cambio, temerosas de algo que no comprenden del todo.

Si no empezás hoy, ¿qué creés que va a pasar con tu cueva? En este nuevo mundo, no se trata solo de sobrevivir, sino de prosperar. Y para eso, hay que aprender a usar el fuego antes de que la distancia con quienes ya lo dominan sea insalvable.

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